SOBRE VPH
Se estima que entre el 10-15 % de las mujeres infectadas pueden padecer infecciones persistentes y lesiones cervicales que en algunos casos, podría llegar a desarrollar cáncer de cuello de útero.
El VPH puede contraerse al mantener relaciones sexuales orales, vaginales o anales con una persona que tenga el virus, incluso si la persona infectada no muestra signos o síntomas.
Aproximadamente el 80 % de las mujeres y los hombres sexualmente activos contraen el VPH en algún momento de su vida, pero al ser asintomático, la mayoría no sabe que ha contraído la infección.
Toda la población sexualmente activa puede contraer el VPH, incluso si solo mantiene relaciones sexuales con una sola pareja. Además, los síntomas pueden tardar tiempo en aparecer después de la infección, por lo que no hay forma de saber de qué pareja procede la infección ni cuánto tiempo hace que se produjo.
El VPH es una infección común que el sistema inmunitario suele eliminar de forma natural. Aproximadamente 9 de cada 10 infecciones por VPH desaparecen por sí solas en el transcurso de dos años.
Si no desaparece de forma espontánea, puede causar problemas de salud como verrugas genitales o lesiones en el cuello del útero. Actualmente, existen tratamientos que ayudan a combatir la infección y prevenir la progresión de las lesiones cervicales causadas por el VPH.
Tanto la infección por VPH como las lesiones cervicales no suelen presentar síntomas. Únicamente pueden detectarse mediante las revisiones médicas rutinarias.
Por este motivo, es muy importante acudir regularmente al ginecólogo, quien realizando unas sencillas pruebas, podrá detectar la presencia de VPH y de posibles lesiones en el cuello del útero, para tomar las medidas oportunas.
Alrededor del 10 % de las mujeres infectadas por ciertos tipos de VPH de alto riesgo no eliminarán la infección de forma natural por sí mismas, y desarrollarán infecciones persistentes a lo largo del tiempo. Esta persistencia del VPH es la principal causa del desarrollo de lesiones en el cuello del útero que pueden derivar en un cáncer de cuello uterino.
Recuerde que estas lesiones en el cuello uterino son asintomáticas y no pueden palparse. La única forma de detectarlas es acudiendo al ginecólogo, que realizará unas sencillas pruebas para comprobar la presencia de lesiones, realizar el seguimiento y decidir el tratamiento.
La infección por VPH no afecta a la fertilidad. Su capacidad reproductiva no se verá disminuida.
La infección por VPH no tiene ninguna consecuencia para el feto. En algunos casos, si una mujer desarrolla verrugas genitales en el canal del parto, lo que es extremadamente inusual, puede transmitir el virus al bebé.
Al igual que a las mujeres, las infecciones por VPH también pueden afectar a los hombres. Las infecciones por VPH en los hombres afectan a la garganta y a la región anogenital. Sin embargo, las verrugas genitales son menos frecuentes y los cánceres asociados al VPH son inusuales. Entre estos se incluyen el cáncer de ano, de pene y de boca, pero son menos frecuentes.
Dado que el VPH es asintomático, las parejas se transmiten el virus sin ni siquiera saberlo. Recuerde que el 80 % de las personas sexualmente activas se infectan en algún momento de su vida y, en algunos casos, los síntomas aparecen muchos años después de la infección. Esto hace que sea difícil saber cuándo y de quién se contrajo la infección. Por este motivo, es importante informar a las parejas sexuales de que le han diagnosticado VPH.
El uso adecuado del preservativo es importante con cualquier pareja sexual nueva. Se ha demostrado que reduce significativamente la transmisión del virus.
Las infecciones por VPH suelen resolverse de forma natural gracias a nuestra respuesta inmunitaria. Por esta razón, es muy importante contar con un sistema inmunitario fuerte y una salud vaginal óptima para ayudar a combatir la infección por VPH.
Es importante mantener un estilo de vida saludable. El tabaco puede aumentar el riesgo de infección persistente por VPH y facilitar el desarrollo de lesiones cervicales.